Después de algo más de cinco meses viajando la pregunta más repetida que me hacen la familia, los colegas o los viajeros que voy conociendo por el camino es la siguiente:
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¿Qué es lo que más echas de menos?
Y siempre me he dignado a responder lo mismo:
La verdad es que nada en concreto. Cada sitio que voy tiene sus particularidades y bla, bla, bla,…
Si no fueran porque son mis palabras lo clasificaría como la clásica respuesta estándar bohemia mochilera odiosa (que lo es)
Hoy me he dado cuenta después de tomarme unas cuantas cervezas de lo que realmente echo de menos.
Y no es estar encerrado en la oficina.
Ni ir al gimnasio (antes de irme de viaje no iba).
Tampoco son esas comilonas en casa, o esos litros o cubatas con los colegas (joé, que también… pero no me seáis divas melodramáticas que os mando al carajo rápido).
Lo que más echo de menos… (redobles de tambores, nivel: acorasaos de la Macarena) son los serranitos.
Serranito* (le he puesto un asterisco por si no sabes lo que es un serranito que te lo explico con toa la buena gana más pa´bajo)
Aunque pensandolo mejor, te lo explico a continuación y así no nos perdemos. Ni tú ni yo.
¿Qué es un serranito?
*Serranito: dícese del bocadillo que contiene un filete (pollo o cerdo, incluso ternera, aún no lo he visto de tofu, aunque todo llegará…) jamón serrano, tortilla francesa, rodajas de tomate, pimiento frito y salsa alioli o moho picón. Se le acompaña con patatas fritas. A veces la salsa va sobre las patatas fritas. Incluso la gente mete las patatas fritas dentro del pan (no hay estudios que demuestren que es cuando más hambrienta está pero puede presuponerse con certeza). Esta es la versión más profesional y completa. Después tenemos la versión estándar, que es sin tortilla francesa ni rodajas de tomate y el jamón es de ese que parece plástico. Ahora vuelve por donde te quedaste que si no no te vas a enterar de ná.
Porque un serranito es el placer de saborear el jamón serrano, la textura de la tortilla francesa, ese punto ácido y dulce del tomate, lo neutro del filete de pollo y si el cocinero es gentil ese rico aceite de oliva que desprende el pimiento.
Digo gentil porque si el cocinero no le ha cambiao el aceite a la freidora en 3 años puede distorsionar un poquito (bastante) el sabor. Y si el nota no ha secao una mijita el pimiento pueden llegarte los lamparones a la rodilla.
Serranito de pollo con alioli
Y por cierto se me olvidaba mencionar ese alioli.
A mi los serranito me gustan con alioli.
Sí alioli.
El pestazo en la boca a ajo a estas altura de la vida (de la noche en este caso) me dan absolutamente igual.
Porque cuando me como un serranito no espero ya darle un beso ni a mi madre en la cara cuando llego peor que un gremlin mojao por la mañana.
Todo sea dicho.
Y ale, ya sabéis que traerme cuando aterrice en casa.
Dejaos de mariconá de pancartas y traer un buen serranito, que nos echamos una foto a lo Monchi con él. Bueno a lo Burgos de Arias ahora.
Ea, condió.
Antes de acabar quiero aclarar que esta entrada posee palabras que no han sido adaptadas al castellano y se han conservado directamente en dialecto andalú.
No se ruboricen.
¡Un fuerte abrazo!